En el año 2012 quise aprender sevillanas, pero me surgieron contrariedades.
No he practicado deporte desde haca varios años y además, no entendía español. Al final, decidí:
1) asistir a cursos de idiomas (a los que asisto, por desgracia, con un montón de ausencias) y
2) apuntarme a un gimnasio.
La primera semana, un poco oxidada, parecía una abuelita, pero muy pronto me gustó. Entonces cambié el ritmo por pilates.
Esta gimnasia me parece muy completa porque combina cuerpo y mente. No hay muchos movimientos de saltitos, pero interviene la conciencia y la vida interior del cuerpo para hacer el trabajo con la mente. Creo que es mejor esta forma o manera de gimnasia para mí, en este momento de mi vida, que los saltitos.
JOCELYNE MURIE
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